Al oír la historia sobre su padre y descubrir que es un Lanzanegra, Yaoh se dirige con confianza por el medallón ardiente, aun sabiendo que Yarrog sería el oponente mas fuerte al que se enfrentaría y nada le garantizaba la vida, se apresuro a la cueva del Aquelarre. El camino era largo y cada vez aparecían más escorpiones por su camino, parecía que cerca se encontraba alguna especie de madriguera de escorpios.
Descansaba lo mínimo y avanzaba lo máximo, sentía la confianza como si fuera un nuevo Troll, uno invencible e imparable, daba brincos en las cordilleras y practicaba con el arco mientras corría matando Jabalís y escorpiones de un solo tiro, siempre con una sonrisa que adornaba su rostro y levantaba sus enormes colmillos, mirando hacia el frente, hasta que su apariencia cambio, un asombro recorrió su rostro y tomo prisa corriendo hacia un enorme árbol donde estaba un Troll moribundo recargado en el.
-Amigo, ¿Se encuentra bien?- pregunto Yaoh preocupado -¡Maldición! Resista, traeré ayuda-
Yaoh se dio media vuelta y se apresuro a correr –espera…- dijo el troll moribundo
Yaoh volteo y rápidamente se acerco a él –Me alegro de que no estés muerto, pero a cómo te encuentras… será mejor que vaya de una vez por ayuda- el troll moribundo lo observo
-mi nombre… es Hana’zua, soy un guerrero del Valle…- lo decía lentamente con una voz casi apagada, manteniendo su vista en Yaoh –Tienes una profunda herida en la pierna, tu cara esta pálida, deberías dejar de hablar agotas tus fuerzas vitales- el moribundo sonrió a Yaoh
-yo soy… un cazador, ¡ahh! El dolor es insoportable… - se retorcía en si del dolor que sentía su cuerpo – ¡Para de una vez! Si sigues tu…- cerraba sus ojos era la primera vez que miraba a una persona que estaba al borde de la muerte.
-yo… cazo escorpiones, toda mi vida lo eh hecho, y era reconocido como el mejor… ¡Ahh!- el dolor recorría su cuerpo y no lo dejaba terminar – No puedo mas iré a pedir ayuda, resista por favor-
-nooo… quédate muchacho… no me queda mucho… y necesito que alguien me escuche… eres un milagro, gracias a ti seré oído antes de morir…- cada vez la voz de Hana’zua era más débil
-No diga eso… maldición…- Yaoh se sentía desesperado, por un lado Hana’zua tenía razón pero para él era insoportable ver como alguien moría, sin embargo no podía dejarlo solo en su lecho de muerte. –yo… empecé a casar escorpiones por mi hijo, mi pequeño Na’zaran… él era lo único que me quedaba… ¡Ahhh! Ya no lo soporto más… ¡Ahhhhh! – Yaoh cerraba los ojos apretándolos, sintiendo la impotencia de poder ayudarlo, la única ayuda que ofrecía era escucharlo –¿Su hijo era cazador?- Hana’zua lo miraba –no… el apenas tenía 8 añitos- al escuchar eso Yaoh quedo perplejo, podía adivinar el desenlace –Le enseñaba a recolectar manzanas, por estos lares, pero… se me perdió por unos momentos, lo busque por horas y cuando lo halle… una bestia feroz, de ojos rojos y coraza oscura… lo había asesinado… a mi pequeño… a mi Na’zaran- Yaoh sostuvo su cuello y su espalda entre sus manos y veía como los ojos de Hana’zua se inundaban de lagrimas
-desde entonces… yo le eh buscado, eh acabado con cada escorpión de esta zona, pero jamás a aparecido… hasta hoy ¡Ahhhh!... en la colina, una bestia enorme, el Sarkoth… el esta hay, por fin después de tantos años, vengaría la muerte de mi preciado hijo… de mi Na’zaran, mi niño, pero fui demasiado débil para el Sarkoth… joven troll, dime tu nombre… - Yaoh respondió con una voz apagada – me llamo Yaoh-
-Yaoh…- dijo Hana’zua –gracias Yaoh, por escucharme, pensé que moriría aquí solo, con el silencio de mi pasado… es algo más doloroso que el veneno del Sarkoth… Yaoh… se que suena egoísta, pero te pido cumplas mi venganza… no tengo a nadie más a quien pedírsela, ni el tiempo para hacerlo… - Yaoh cerró los ojos y solo podía imaginar el dolor que Hana’zua estaba pasando, el no haber cumplido su venganza, y él conocía el dolor de la pérdida de un familiar –Tal vez… este mal… a veces creo que el Sarkoth enveneno mi vida desde el día que me quito a mi Na’zaran, que me enfoco en mi venganza… pero si no la llevaba a cabo… nada de lo que habría hecho tendría sentido, mi vida hubiera sido un desperdicio y mi muerte en vano… oh Na’zaran- el rostro pobre del troll estaba hundido en la tristeza, ya no le quedaban lagrimas que derramar –oh.. Mi… hijo…- El troll moribundo cerraba sus ojos por última vez a esta tierra árida, mientras Yaoh lo sostenía en sus brazos y derramaba lagrimas por él, era un sentimiento raro que Yaoh no comprendía, sufro por un desconocido, se decía Yaoh a sí mismo, pero lo que él no sabía es que su corazón era lo bastante bondadoso como para comprender el de otras personas. –Así será Hana’zua, terminare lo que empezaste…-
Yaoh sepulto a Hana’zua en ese árbol enorme y se dirigió a la colina que observaba el troll moribundo antes de morir, enfurecido y lleno de ira, con su mirada siempre hacia su objetivo, cambio de planes, Yarrog podía esperar, su meta era ¡El SARKOTH!
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Buscando al Sarkoth |
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Subiendo la colina |
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Ira de Yaoh |
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Yaoh Vs Sarkoth |
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Hachazo aereo |
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El veneno del Sarkoth |
-¡Ahhhh!- grita de dolor el joven troll, siente el poderoso veneno del escorpión por su piel como si fuera acido quemándola, entonces se da cuenta que si ese aguijón lo llegara a tocar estaría acabado, cuando levanta su rostro en busca del Sarkoth, siente como sus tenazas se entierran en su estomago, el dolor haría que cualquiera se desmayara pero no Yaoh, y en medio de todo ese sufrimiento siente por que es el Rey de los escorpiones, su titulo se lo tiene bien merecido, el Temible Sarkoth, la gran bestia del Valle de los retos, pero hoy acabaría su reputación, hoy Sarkoth morirá.
El aguijón se dirigía al joven troll pero este agarra con sus propias manos las tenazas del escorpión, sin miedo al Veneno y lo empuja para evitar el aguijonazo, lo mira como ira, era una batalla entre bestias, es ahí cuando el veneno empieza acabar con las energías de Yaoh y cae arrodillado, sus ojos empiezan a cerrarse y solo piensa en dar su último golpe, el Sarkoth lo embiste ferozmente y antes de caer Yaoh da un hachazo tremendo en forma vertical, partiendo la coraza del escorpión, dándole por fin muerte al asesino de Hana’zua, cumpliendo su venganza…
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Fin del Sarkoth AQUELARRE |
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